viernes, 10 de abril de 2015

Arquitectura de Transición en Colombia

Arquitectura de Transición
Colombia
La década de 1930 y la primera parte de la del 40 en Colombia, son años de transición entre la arquitectura republicana y la arquitectura moderna. Con la arquitectura anterior se posee en común el método: suponiendo una correspondencia entre uso y estilo, la arquitectura continúa pensándose a partir de distribuciones prototípicas tomadas como un dato previo y fijado por el uso, donde la creación se localiza en los estilos que daban forma a esas tipologías establecidas.
Con la arquitectura posterior se comparte el lenguaje: si para la vivienda es plausible utilizar referencias a estilos nacionalistas, para los edificios comerciales e institucionales se usarán preferiblemente los estilos considerados más modernos y actualizados. La paulatina inserción de estilos modernos empieza a representar los anhelos de una nueva generación más pragmática, que mira con desdén los sueños románticos de sus padres. El sentimiento de modernización irá invadiendo la apariencia de unos edificios todavía diseñados bajo las reglas conceptuales republicanas.
La pregunta sobre cuál es la vivienda adecuada se convierte entonces en una cuestión crucial. En este período se solidifica un proceso tipológico que se venía gestando desde varias décadas atrás; la dirección a la que apuntaban las quintas suburbanas se consolida en una concepción generalizada y universal. El modelo de las quintas, una vez disminuidas las áreas y estandarizadas las distribuciones, se convierte en un tipo de hábitat que subyace como concepción previa de la vivienda. Diseñar una casa en cualquier sector social consistirá desde este momento, en articular dentro de un juego restringido de posibilidades, una serie de espacios independientes y especializados funcionalmente: zona social (sala, comedor, hall), zona de servicios (cocina, cuartos de servicio, ropas, etc.) y zona privada (alcobas y baño de la familia). Los patios internos desaparecen y la casa gravita alrededor del hall de distribución; la vivienda es ahora una unidad aislada para una familia nucleada. Es un programa básico que se entronizó como un reflejo mecánico, confundiéndose con la realidad misma de la vivienda; es decir, se instaló como una costumbre. Este patrón distributivo se mantiene todavía en Colombia, resistiendo todos los embates estilísticos de los últimos 50 años. Es éste un ejemplo de cómo las transformaciones tipológicas marchan a un ritmo más lento que las transformaciones del lenguaje arquitectónico.
Brunner, Karl H. Manual de urbanismo. Ediciones del Concejo de Bogotá. Tomo II. Imprenta Municipal. 1940.

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